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sábado, 4 de octubre de 2014

BIENVENIDOS UN AÑO MÁS 

Hola a todos, a los que os gusta leer y a los que no, a los que ya sois miembros y a los que muy pronto serán. Espero que en este año podamos  entre todos participar  y disfrutar con la lectura desde todas sus distintas formas de hacerlo. Os animo a que os hagáis miembros y podáis dejar vuestra sugerencias o participaciones para que esta herramienta sea lo más útil para todos. A todos os deseo un buen curso y mucho ánimo.Empezamos este blog con un cuento: El cuento del lobo ¿ No os recuerda a otro cuento?Sí, al de Caperucita Roja, pero esta vez la historia la cuenta el lobo

El cuento del lobo

El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de
mantenerlo ordenado y limpio. Un día soleado, mientras estaba recogiendo las
basuras dejadas por unos excursionistas, sentí pasos. Me escondí detrás de un
árbol y vi venir una niña vestida en forma muy divertida: toda de rojo y su
cabeza cubierta, como si no quisiera que la vieran. Andaba feliz y comenzó a
cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le
ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar.
Le pregunté quién era, de dónde venía, a dónde iba, a lo que ella me contestó,
cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el
almuerzo. Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque,
cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un zancudo que
volaba libremente, pues también el bosque era para él. Así que decidí darle una
lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y
comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegué me
abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación y ella estuvo de
acuerdo con que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer
fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio donde estaba yo acostado,
vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó, sonrojada, y me dijo algo
desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que
traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran para oírla mejor.
Ahora bien, me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo
otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán
que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia, pero
empezaba a serme antipática.
Sin embargo, pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me
ayudaban a verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizó. Siempre he
tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario
realmente grosero. Sé que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le
gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grandes
para comerla mejor. Ahora, piensen ustedes: ningún lobo puede comerse a una
niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la
habitación gritando y yo corría detrás de ella tratando de calmarla. Como tenía
puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité, pero fue
mucho peor. La niña gritó aún más. De repente, la puerta se abrió y apareció
un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y comprendí que corría
peligro, así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que éste es el final de la historia, pero desgraciadamente
no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho
tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el
mundo comenzó a evitarme. No sé qué le pasaría a esa niña antipática y
vestida en forma tan rara, pero sí les puedo decir que yo nunca pude contar mi
historia. Ahora ustedes ya lo saben.
Tomado de materiales educativos del Instituto Interamericano de Derechos
Humanos


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